Slow Food inicia una campaña para salvar a las abejas

El 20 de mayo, el Día mundial de las abejas, Slow Food inicia la campaña internacional Slow Bees, dedicada a la defensa de estos polinizadores y a conseguir una mayor repercusión, alcance y visibilidad de las amenazas a las que se enfrentan actualmente las abejas y otros polinizadores, las plantas y la biodiversidad.

 

Cerca de un 75 % de los cultivos alimentarios mundiales depende de la polinización animal. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), hoy en día las especies se enfrentan a unos índices de extinción entre 100 y 1.000 veces más altos de lo normal debido al impacto del ser humano. Con el objetivo de responder a esta devastadora estadística, en el Día mundial de las abejas los activistas de Slow Food plantarán arbustos o árboles orgánicos con floración para procurar una fuente de alimentación limpia para los polinizadores. Esta llamada a la acción de alcance mundial se lanzará en Internet, mediante los hashtags #onetreeforahive  #plantoneforpollinators #slowtreesforbees.

 

«Somos un grupo diverso de personas que creen que hablar sobre el mundo de las abejas y los polinizadores es la clave para observar, estudiar, evaluar y proteger la biodiversidad, un grupo que además procura abrir la puerta para que los conocimientos tradicionales, antiguos e indígenas sobre las prácticas agrícolas sostenibles sean los protagonistas. Sabemos que no pueden haber polinizadores sanos si no hay suficientes flores orgánicas durante toda la temporada de cultivo, y por eso pedimos a la gente que actúe», declaran los apicultores Jennifer Holmes de Florida, Terry Oxford de California (EE. UU.) y Guido Cortese de Italia, responsables de la coordinación de las actividades de Slow Food durante el Día mundial de las abejas.

 

Simbólicamente, el 20 de mayo los representantes de los estados miembro de la UE se reunirán para debatir la introducción de normas de valoración de toxicidad, conocidas como el Documento de orientación sobre las abejas, desarrollado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en 2013. Sin embargo, la EFSA solo aplicó las nuevas normas a la evaluación de tres neonicotinoides (clotianidina, tiametoxam e imidacloprid), que se prohibieron en la UE en 2018. A día de hoy, los gobiernos nacionales de la UE todavía no han ratificado el uso del Documento de orientación sobre las abejas de 2013 en el resto de decisiones sobre pesticidas.

 

Slow Food defiende activamente la completa implementación del Documento de orientación sobre las abejas y es miembro de una coalición de organizaciones de la sociedad civil que piden a los responsables políticos que salven a las abejas. El 9 de mayor se organizó la acción conjunta más reciente en varias ciudades europeas: los apicultores y los grupos medioambientales entregaron una petición firmada por más de 230.000 europeos a sus ministros de agricultura nacionales en 7 capitales europeas solicitando mejorar el modo en que se prueban todos los nuevos pesticidas en la UE. Un grupo local de apicultores y activistas de Slow Food dirigió esta solicitud al Ministerio de Agricultura en Roma y, anticipándose a la reunión en Bruselas, pidió al gobierno italiano que protegiera a las abejas contra los pesticidas perjudiciales de forma eficaz.

 

Slow Food le preocupa que, en ausencia de unas normas estrictas de seguridad, se sigan usando pesticidas letales para las abejas. Además, esto también favorece que sigan apareciendo nuevos pesticidas en el mercado y hace que la aplaudida prohibición de los tres pesticidas neonicotinoides que se aprobó en Europa el año pasado resulte ineficaz. Slow Food está convencida de que, para salvar a las abejas, los gobiernos deben prohibir todos los pesticidas que resulten mortales para las abejas en lugar de limitarse tan solo a tres de ellos.

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